miércoles, 19 de septiembre de 2012

Más de 50 años de ser dueños de un predio en la capital del Estado y fueron despojados del mismo



Gabriel Meza

A 16 kilómetros de Pichilingue, una injusticia acaba de ocurrir. Una familia que vivía en la lejana zona, fue despojada por una empresa que busca construir y que por arte de arte de magia se apoderó de un rancho que pertenecía a esta gente, desde hace 50 años. Ahora están fuera de su propiedad.

Otra vez la corrupción, empresas fantasmas y personas con un pasado dudoso son los ingredientes ideales para conformar un despojo.  Una familia que habitaba un viejo terreno en donde tres generaciones crecieron, luego que los abuelos arribaran a Baja California Sur en búsqueda de un mejor futuro.  50 años después, nunca imaginarían que una empresa – Turística Salvatierra – reclamaría algo que no era de ellos.

La familia Benton Fiol es dueña de un predio ubicado en las inmediaciones de Pichilingue. Desde la creación de instituciones –  en conciso la Secretaría Reforma Agraria (SRA) –  la estirpe de los Benton intentó titular las mil 300 hectáreas que fueron obtenidas tras una compra–venta que el padre de Mario Benton Fiol adquiriera,  pues, convenía a su actividad: la ganadería.  Esto fue en 1956 pero en 1988 parte del terreno fue rentado al territorio de Baja California Sur y por una extraña razón, nunca fue entregado el título para ese terreno.

En 2006 – durante el gobierno de Narciso Agúndez Montaño – la pesadilla iniciaría. Una controversia habría de cernirse sobre el predio. Por esa tierra – por dos hectáreas para ser preciso – se inició un juicio por una compañía inmobiliaria denominada: Fraccionaria Turística Salvatierra. El representante: Luis Alberto Mena Abraham. Este sujeto es hermano de Rigoberto Mena Abraham, conocido en Torreón por defraudar a Concretos Con Clase en 2009 a través de Desarrollos Urbanos RIME.

Mario dice no saber mucho de leyes pero asegura que seguirá peleando ante el resolutivo – que de forma rara – continuó su cauce en 2012. El inconforme declararía – A este Semanario –   que Luis Mena Abraham es “una persona prepotente; no le interesa nada, es gente de dinero, de lana”.  El abogado que debía informar sobre el desalojo, nunca lo hizo dejando a la familia desprotegida ante la maquinaria del gobierno.

El 24 de agosto, una actuaria llamada María Helena (el entrevistado no recordó su apellido) llegó a reclamar no dos hectáreas, sino todo el predio y para el sábado 25 de agosto, la antigua casa, llena de recuerdos y esfuerzos  fue derribada. Pero María Helena y los inversionistas, en una “bondadosa” acción dieron oportunidad a la madre, con avanzada edad, de seguir viviendo en el terreno, en una pequeña choza de lo que alguna vez fue su hogar.

Rancheros de los alrededores se unen con la causa, ofreciendo a Mario su apoyo para enfrentar la injusticia. Entre tanto,  él seguirá peleando legalmente aunque señala el interés central por su pedazo de tierra. Influencias y especulación, de nuevo en la entidad. Las instancias vuelven a ser utilizadas a favor de los poderosos…

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